lunes, 11 de junio de 2012

Desde Gdansk: Empate con sabor... a gloria

Desde Gdansk: Empate con sabor... a gloria:
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Sí, lo sé. Muchos de vosotros estaréis diciendo, «¿pero éste qué partido ha visto?». Bien, he visto, y he vivido de cerca el España-Italia. Y efectivamente, el empate no es el mejor de los resultados pero no siempre se puede comenzar ganando (y esto sí que ya lo sabemos por anteriores resultados). La cuestión es que sumar un punto ante un rival de la entidad del transalpino sabe a gloria. La sensación unánime entre los que me rodean y los italianos con los que he podido charlar así lo certifica.
Pero si bien el marcador final no ha terminado de convencer, lo que particularmente a mí sí me ha emocionado es el cómo se ha logrado. Me refiero, lógicamente, al apasionante y fugaz viaje a Gdansk a ver el debut de La Roja. Cuántos nervios, cuántas alegrías, cuántas lágrimas derramadas… de emoción. Ése es la senda trazada hasta la fecha, perfectamente compatible con la de los cánticos, las cervezas polacas y la marea roja que, en tromba, ha acompañado a los nuestros en esta Eurocopa.
La guinda del pastel en esta experiencia ha tenido lugar este domingo en el mismo escenario donde los de Vicente del Bosque han empatado. Ahí, entre bastidores, comidos algunos de los nervios y otros que no tanto, once pequeños (Alejandro, Carlitos, Andrés, Diego, José, Mario, Elena, Celia, Raúl, David y Jaime) han podido cumplir uno de esos sueños que uno nunca sueña por imposible. Los once, como muestra la imagen que ilustra el post, han salido ‘de titulares’ con la Selección.
Cada uno a su manera, como todos y cada uno de los padres que desde la grada observaban con nervios el desarrollo del acontecimiento, han podido disfrutar de una oportunidad única. Si ellos consiguieron derrotar a un combinado italo-polaco el sábado, los mayores no han podido seguir sus pasos. Pero ni el gol de Di Natale ha hecho desfallecer la esperanza. La ocasión requería empujar, seguir dejándose la garganta… hasta que llegó el de Cesc.
Un premio para La Roja a su fútbol, que luego se vio empañado por la mala fortuna de Torres ante Buffon o beneficiado por la misma escasa suerte de Di Natale ante Casillas. En realidad, el 1-1 nos convence a todos. Quizá el resultado, para los que lo vivimos a escasos metros, para los que bebimos cerveza o nos pintamos la cara, era lo de menos. El mayor premio era haber estado ahí, cumplir cada uno alguno de ese trocito de sueño que siempre nos acompaña, y sentirnos, otra vez, unos niños.
En NdF | Desde Gdansk: Enfilar el camino hacia un sueño
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ELPANAJORGE GUERRA TEGNOLOGIA BLACKBERRY.

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